Comienza el día puntualmente
Si no te levantas cuando suena tu despertador afectarás tu ciclo hormonal, así que haz lo posible por levantarte en cuanto suene el reloj.
Ilumínate
El cuerpo sabe reaccionar a la luz, ya sea natural o artificial, y se agiliza gracias a ella cuando vas despertando. Abrir las cortinas o encender las luces son buenos consejos para comenzar el día con luz.
Arranca despacio
No saltes de la cama sino levántate tranquilamente, date un baño y vístete sin prisas. Lo mejor es no entrar a tus correos o redes sociales sino hasta que llegues a la oficina.
Muévete
Si no haces mucho ejercicio por la mañana, al menos aplica una actividad de baja intensidad como caminar al menos tres veces por semana. Estudios revelan que aquello te ayuda a reducir la fatiga en vez de hacer un ejercicio más desgastante.
Desayuna bien
La comida más importante del día es el desayuno. Siempre consulta a un nutriólogo pero bien puedes comenzar consumiendo hidratos de carbono no refinados, proteínas y grasas saludables como huevos revueltos con tortilla de harina integral, o avena con frutos secos.
Aprende a concentrarte
El cuerpo necesita moverse para que circule el oxígeno. Si trabajas en oficina levántate y camina, o al menos ponte de pie mientras hablas por teléfono.
Recuerda siempre consultar a un profesional de la salud.